Bienvenidos

Electra. Una de las grandes sufridoras de las historia. Una mujer peligrosa, porque no le queda nada que perder. Una mujer sedienta de sangre y de venganza. Una mujer con un inevitable complejo.

Me he liado con Electra; en el sentido de puro enredo creativo.


Me he obsesionado con ella, como en su día me obsesioné con la Goneril del Rey Lear, o con Medea. Pero esta vez he decidido abrir las puertas del taller… estudiar, aprender en público, con otros, mi invisible coro griego.

Aquí os invito a uniros a mi búsqueda. Bienvenidos.

Emilio Williams




11.8.10

Día 19: La imposibilidad de ser fiel (al autor)

Todo intento de re-presentar (volver a presentar) cualquier tragedia clásica griega tiene que partir de la base que ha de ser una traición.

Es imposible re-crear (volver a crear) lo que estas obras debieron ser.

Para empezar están escritas en verso, en un idioma muerto cuya fonética ha sido re-construida por filólogos. (Es decir, que no podemos captar y saber a ciencia cierta su musicalidad, ni sabiendo perfectamente griego antiguo)

Ni una traducción literal palabra, por palabra, ni una traducción lirica de un poeta, puede ser óptima si buscamos la fidelidad.
Además, las tragedias eran musicales. Y las partes del coro eran cantadas y bailadas, con una música y unos movimientos que desconocemos.

Todos los papeles (de hombre y de mujer) eran representados por tan solo tres actores (hombres todos) cuyos rostros estaban cubiertos con máscaras de terracota. Cada actor hacia más de un papel en cada obra, cuando fuera necesario.

Cada pieza era presentada por el poeta/autor en el festival de Dionisio con dos tragedias más, y una sátira final. El festival duraba tres días y cada día desde primera hora de la mañana estaba dedicado al programa de uno de los tres autores, que presentaban sus cuatro obras en competición. (Es decir, que el teatro de las tragedias no era solo al aire libre, sino que además diurno, y en un contexto religioso en el que los expertos no se ponen de acuerdo.)

Solo nos ha llegado una trilogía completa (la Orestiada de Esquilo). Aunque Sófocles rompió con la tradición de que las tres tragedias estuvieran conectadas, lo cierto es que las tres tragedias y la sátira final pudieran tener un hilo temático importante. Por ejemplo, Electra fue representada dentro de un programa que incluía otras tres obras. Sin conocer las otras obras, por muy desconectaras que estuvieran, estamos perdiendo, me parece un contexto importante sobre lo que el autor estaba intentando comunicar.

Es por todo esto, que las versiones libres, pero bien educadas de estas obras son la mejor opción para la representación contemporánea. Hay que entender bien la obra, los temas, los mitos y luego permitirnos la absoluta libertad de poder formar una noche de teatro que sea relevante y conmovedora para nuestro público del siglo XXI.

Sería un despropósito intentar ser fundamentalista, fiel a unos textos tan lejanos lingüísticamente, y donde la intención del autor nos llega plagada de incógnitas.

Todo lo que hagamos con estos textos será una traición; así que al menos, traicionemos con total desvergüenza.

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