Bienvenidos

Electra. Una de las grandes sufridoras de las historia. Una mujer peligrosa, porque no le queda nada que perder. Una mujer sedienta de sangre y de venganza. Una mujer con un inevitable complejo.

Me he liado con Electra; en el sentido de puro enredo creativo.


Me he obsesionado con ella, como en su día me obsesioné con la Goneril del Rey Lear, o con Medea. Pero esta vez he decidido abrir las puertas del taller… estudiar, aprender en público, con otros, mi invisible coro griego.

Aquí os invito a uniros a mi búsqueda. Bienvenidos.

Emilio Williams




5.8.10

Día 15: Ambientación temporal de las tragedias

Ahora lo sabemos. Los griegos clásicos (480-323 a.C.) sabían menos de su pasado que nosotros.

Su pasado se lo inventaron, o fue una mezcla de invención y tradición oral.

Las grandes tragedias griegas que nos han llegado no son obras contemporáneas para sus autores. Son obras historias ambientadas en la Era Heroica, una época en la que los humanos eran semidioses, hijos de humanos y dioses, una era de superhombres y supermujeres.

Esa era se sitúa entre la Edad de Bronce y el principio de la Edad de Hierro (1600-1100 a.C.). Para los clásicos, en esos tiempos los Dioses estaban mucho más involucrados en la vida diaria de los humanos.

Esta ambientación ofrecía a los atenienses la posibilidad de crear una distancia entre los acontecimientos y su público, además de la posibilidad de trabajar con hombres y mujeres que eran más grandes que la vida cotidiana de Atenas.

La época heroica se puede dividir en generaciones. Cito a algunos personajes conocidos de cada generación:

1. Antes de los Argonautas (Fénix, Europa, Perseo)

2. Generación de los Argonautas (Jasón, Medea, Hércules, Orfeo…)

3. La generación de Edipo (Edipo, Atreo)

4. La generación de los siete contra Tebas (Antígona)

5. La generación de Troya (Áyax, Aquiles, Agamenón, Odiseo)

6. La generación posterior a la guerra (Electra, Orestes, Telémaco)

Es por ello que no podemos siempre ver estas tragedias como representación de cómo los atenienses veían la vida, ya que sus personajes no eran de carne y hueso, sus mujeres no eran las mujeres de Atenas.

Tan importante era la separación entre el teatro y la realidad histórica inmediata que un autor, cuya obra no ha perdurado, Frínico (contemporáneo de Esquilo), fue multado a pagar 1.000 dracmas por recordar a los atenienses los traumáticos hechos de la derrota de un aliado ante los enemigos persas.

Este dato me ayuda a calmar la tentación de interpretar las tragedias por lo que sé de los griegos, o a interpretar a los griegos por lo que sé de sus tragedias.

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