Clitemnestra invita a entrar en la palacio al mensajero que ha traído las noticias de la presunta muerte de Orestes. Electra se queda, desesperada, lamentando junto al coro de mujeres la pérdida de su hermano, su última esperanza de venganza y “justicia”. Electra sabe sufrir como pocos personajes en la historia de la literatura.
Crisótemis regresa de la tumba de Agamenón, y trae sorprendentes noticias. Alguien ha llenado la tumba con una ofrenda de leche, flores y un mechón reciente de pelo. Crisótemis rebosa de gozo, quién más que Orestes ha podido rendir ese homenaje a la tumba de su padre. Electra no se alegra de la noticia. Cree que alguien ha dejado una ofrenda a Orestes. Electra comunica a su hermana la mala noticia que ha traído el mensajero.
Electra ha tomado una determinación cumplir ella misma, con Crisótemis la venganza contra los asesinos de su padre. El coro pide mesura: “En asuntos como este es mejor ser comedidos. Ambas debéis ser comedidas.”
Crisótemis recuerda a Electra que es una mujer, y no un hombre. Electra recuerda a Crisótemis que los asesinos de Agamenón nunca permitirán que se casen y tengan hijos, por miedo a ellos cumplan la venganza.
La pelea, en esta escena, entre el pragmatismo apolíneo de Crisótemis y el deseo de venganza dionisíaco de Electra se traduce en una de las mejores confrontaciones de la historia del teatro. (Para mi mejor incluso mejor que la más celebre, pero similar pelea entre Antígona y su hermana Ismene en la Antígona de Sófocles.)
Crisótemis abandona la escena. El coro canta al sufrimiento de Electra (“Electra llora a solas por su pobre padre, como un pájaro llora la muerte de sus crías”) y a la incertidumbre de su futuro ( “Espera a su gloria hasta que el agua se convierta en piedra”)
Al fin de este canto, entra… Orestes en persona. Pero antes de llegar a la escena más famosa de la obra tendremos que hablar, por petición de Blanche, sobre los ritos funerarios de la antigua Grecia.
Bienvenidos
Electra. Una de las grandes sufridoras de las historia. Una mujer peligrosa, porque no le queda nada que perder. Una mujer sedienta de sangre y de venganza. Una mujer con un inevitable complejo.
Me he liado con Electra; en el sentido de puro enredo creativo.
Me he obsesionado con ella, como en su día me obsesioné con la Goneril del Rey Lear, o con Medea. Pero esta vez he decidido abrir las puertas del taller… estudiar, aprender en público, con otros, mi invisible coro griego.
Aquí os invito a uniros a mi búsqueda. Bienvenidos.
Emilio Williams
Me he liado con Electra; en el sentido de puro enredo creativo.
Me he obsesionado con ella, como en su día me obsesioné con la Goneril del Rey Lear, o con Medea. Pero esta vez he decidido abrir las puertas del taller… estudiar, aprender en público, con otros, mi invisible coro griego.
Aquí os invito a uniros a mi búsqueda. Bienvenidos.
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4.9.10
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